Autogestion Energetica I y II

 

Parte I

Como humanidad estamos atravesando una emergencia fisiológica y una crisis de sentido que se conjugan para acelerar los procesos de cambio desde lo biológico individual a lo colectivo, y despertar a una nueva conciencia ecológica-espiritual .La emergencia nos lleva a vaciarnos de archivos viejos, informaciones genéticas y hábitos indeseables, mientras que la crisis nos induce a liberarnos de creencias ancestrales, patrones de pensamiento y limitaciones del pasado, para rescatar lo esencial que nos constituye.

Amparados en la física cuántica, la teoría de sistemas y las recientes investigaciones científicas podemos aseverar que el universo y el hombre son holográficos. Un holograma es una imagen tridimensional de un objeto -formada por la interacción de haces de láser sobre una pantalla- que, aunque lo dividamos en partes, conserva la imagen total. 
Así el holograma biológico o sistema energético vital humano es una estructura de interrelaciones dinámicas, cuyo estudio en subsistemas, no nos puede hacer perder de vista la maravillosa armonía del conjunto.
El componente fundamental de esa red holográfica es el campo de energía, denominado desde la antigüedad cuerpo etérico, que es un campo de recepción, transformación y distribución de energía en íntima relación con el sistema nervioso-endocrino-inmune y sanguíneo.

Como reconocimiento de la coordinación funcional de estos sistemas, han surgido disciplinas médicas como la psico-neuroinmuno-endocrinología.
En la tradición oriental el cuerpo etérico constituye el molde o arquetipo sobre el cual se construye la forma física densa -cuerpo material/orgánico.

La energía universal proveniente de múltiples fuentes y niveles de organización va desplazándose y, por sucesivas transducciones, se manifiesta en los vehículos o cuerpos más densos. Así, desde su origen, en el llamado CAMPO UNIFICADO, de donde emana el PROPÓSITO, pasa al CAMPO MÓRFICO O DE LOS ARQUETIPOS, que alberga la forma virtual del sistema final, en sus patrones de organización de información, y, de ahí al CAMPO ENERGÉTICO HUMANO, que hace de interrelación entre el hombre y el cosmos, como séptuple canalizador en los 7 centros o chakras, asociado a sus canales o nadis, adaptando esa energía cósmica a la vida.

Ya entrando en el nivel más físico encontramos el sistema de IMPULSOS ELÉCTRICOS, representado por el sistema nervioso, el HUMORAL o de regulación química -sistema endocrino-, y, el AMBIENTE-CÉLULA -sistema ubicuitario entre las células-, y, finalmente, el de MOLÉCULAS ORDENANTES -superconductoras de información como el ADN y la melanina-.
Todo este sistema de conducción de señales -SCS- es una estrategia de la Vida en su movimiento de la Conciencia a la materia, a través de una codificación inteligente, para hacer más eficiente la COMUNICACIÓN.
La VIDA funciona como una antena de recepción y emisión de ondas electromagnéticas; como una Entidad espiritual que se mueve a través de un soporte vibratorio. El Universo como un transformador y redistribuidor de la energía primigenia, regido por leyes de interacción y manifestación, según la escala vibratoria, y por compartir UN ORIGEN Y PROPÓSITO.
A NIVEL HUMANO se verifica la relación e interdependencia con este modelo de la realidad, de tal suerte que no hay enfermedad sin interrupción patológica en alguna de los circuitos del SCS.

Nuestra dificultad reside en tratar de entender esto con una aproximación racional, sin poder encontrar el común denominador en la aparente diversidad, percibiendo un mundo de múltiples causas y efectos inconexos, sin relación con un propósito común, llegando a un estado de separatividad y aislamiento al desconocer el papel que cada parte tiene dentro del Todo. Urge, por consiguiente, atrevernos a una perspectiva más amplia que permita tener un hilo conductor a través del cual reconocemos los movimientos de la conciencia y de la energía. No podemos comprender el orden cósmico desde nuestro desorden habitual. Dios no está en ninguna otra parte, más que aquí, en lo cotidiano.
Para ir lejos debemos comenzar cerca, en nuestro entorno, como estar presentes en el momento de caminar, sentarse, comer; relacionarnos de un modo justo con el vecino y AGRADECER cada día por lo que trae.

Parte II

Luego de esbozar un ordenamiento del universo surge la ubicación del ser humano y su constitución como un sistema bioenergético en sí mismo, interactuando con todo cuanto lo rodea ,y que, como energía estructurada, PORTA INFORMACIÓN Y VIBRA A DETERMINADA FRECUENCIA. Por consiguiente, podríamos considerar al ser humano como un ESPÍRITU CONFORMADO, que se desenvuelve en un intrincado sistema de energías que hacen de él un permanente RESONADOR QUE SE AUTORREGULA BUSCANDO UN EQUILIBRIO. Así también lo expresa la teoría de las “SUPERCUERDAS”-1984-: “todos los elementos del universo son objetos como CUERDAS que pueden vibrar a cierta frecuencia; ésta determina el estado energético que precipita en cuerpos físicos”.

Coincidiendo con esta apreciación, pero a principios del siglo XX, R. Steiner describe poéticamente: “cuando resonó el tono espiritual -creador de la Divinidad- a través de todo el universo, ORDENÓ a los planetas en una ARMONÍA ESTELAR, y, de acuerdo a la relación que guardaban entre sí se formó el sistema solar planetario, pues dicho TONO generó una DISTRIBUCIÓN DE LA MATERIA.” 

D.Kuhl afirma: ”no existe nada en el universo manifestado -solar, planetario, y en los distintos reinos de la naturaleza -que no posea una FORMA SUTIL E INTANGIBLE, aunque sustancial, de energía, que controle, rija y condicione al cuerpo físico externo. Este es el CUERPO ETÉRICO”- Éste queda oculto a los sentidos; no es posible verlo con los ojos comunes aunque se trata del ARQUITECTO/CONSTRUCTOR del cuerpo físico.
Además, el cuerpo etérico de cada ser humano forma parte del cuerpo etérico planetario, y, en consecuencia, del sistema solar.

Analógicamente es como el agua desde donde se forma el hielo…y así es expresado en el HAKUIN ZENJI-CANTO DE ZAZEN-: “Todos los seres por naturaleza son BUDDHA, como el hielo por naturaleza es agua; aparte del agua no hay hielo; aparte de los seres no hay BUDDHA. Qué triste que la gente ignore lo cercano y busque la verdad lejos. Como alguien en medio del agua llorando por sed, como un niño de una casa rica vagando entre los pobres.”
En el Budismo se dice que la naturaleza esencial de nuestra vida es la CONCIENCIA. ASÍ LA VIDA ES CONCIENCIA, SURGE DE LA CONCIENCIA Y DESEMBOCA EN LA CONCIENCIA.

También la podemos nombrar como LUZ ORIGINAL en este camino de retorno; y a nosotros mismos como PUNTOS DE LUZ ENTRAMADOS EN UNA ENTIDAD MAYOR.
EL UNIVERSO entonces no es un fortuito conglomerado de átomos -Einstein decía: “Dios no juega a los dados”..-sino el diseño Y DESARROLLO de un PLAN inspirado en un PROPÓSITO.
La energía vital disponible en el cosmos y adaptada a cada forma se ha denominado PRANA. Cada ser recibe Prana, lo utiliza y lo emite, transformado en otra variedad de Prana enriquecido, al combinar la energía entrante con su propia vibración.
Esta aseveración es crucial, pues nuestro destino depende de la habilidad con que usemos la energía a nuestra disposición. SOMOS LO QUE ABSORBEMOS E INTEGRAMOS DE LA INFORMACIÓN QUE NOS LLEGA EN LA ONDA PORTADORA DE ENERGÍA.

El hombre llega a convertirse en un colaborador consciente del plan Divino cuando reconoce más vívidamente la realidad del mundo mental y de hacer circular tipos de energías positivas y constructivas -LA ENERGÍA SIGUE AL PENSAMIENTO-.
Pero la mente debe unirse al CORAZÓN para prestar un servicio espiritual. Cristo dijo: “así como piensa un hombre en su corazón así es él.”

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