En una sociedad consumista como la actual, resulta extraño y se puede llegar a tomar
como un contrasentido, el referirse a las bondades de una práctica simple, gratuita, y
silenciosa que consiste, esencialmente, en permitirse perder, eliminar, vaciarse y
plantea un alto en el diario incorporar, adquirir, asimilar.
Para muchos, incluso, su nombre esta asociado a la connotación de penitencia (polo culpa-castigo), promesa o arrepentimiento moral.
Sin embargo, basta observar a los animales domésticos cuando se sienten mal que
buscan el reposo y el agua para intentar volver a la normalidad de su funcionamiento.
De hecho, un aspecto importante de nuestra salud, reposa en el equilibrio de estos dos procesos complementarios: la alimentación y la eliminación.
Desde el naturismo, incluso, se lo ha preconizado como el “remedio supremo”, como
el mejor medio hacia la autocuración.
Pero cuáles son los beneficios concretos del ayuno?
1.-Desintoxicacion y reactivación.
2.-Cuerpo relajado con estado psicológico pleno.
3.-Pérdida de peso y cambio de hábitos .
4.-Contacto e inclinación a lo natural.
5.-Reconocimiento personal de una medida “instintiva” para el comer, descansar, trabajar
con el ecosistema propio.
Si nos atenemos a lo expresado en enseñanzas milenarias, aparecen otras virtudes experimentables:
“Un modo de regenerar el cuerpo, desarrollar la voluntad e incrementar el poder espiritual.”
(Evangelio de los esenios).
“El ayuno gusta del silencio, juzga superflua la riqueza, desprecia el orgullo, ensalza la humildad y, ayuda a que el hombre reconozca su debilidad y fragilidad.”
(San Agustín).
Pero, ¿es en realidad una panacea, o tiene sus indicaciones, limitaciones, riesgos?
-Conviene recalcar que, los extremos o fanatismos suelen ser perniciosos.
-Así, aunque la duración se puede extender de uno o dos días a una o dos semanas,
(con control clínico, ya que las proteínas de reserva desaparecen a los 8 días). Se debe interrumpir si persiste el apetito luego del quinto día o, aparecen trastornos funcionales (cefaleas, naúseas, diarrea, sudores, palpitaciones, malestar general), luego de los
primeros dos o tres días.
-Está contraindicado en embarazadas, lactantes, ancianos o constituciones delgadas.
-Asimismo el éxito depende, además, de normas de alimentación e higiene previas al ayuno-preparación- y posteriores a él -reanudación paulatina y sobria a la dieta habitual.
-Debe entenderse también, que, salvo en obesidades severas, no es un método aconsejable para llevar a cabo un adelgazamiento progresivo, e incluso, puede ser contraproducente a l
largo plazo.
-Por el contrario, bien regulado, puede constituirse en un aliado en el tratamiento inicial de enfermos crónicos.
Dando ahora un vistazo al significado etimológico de la palabra ayuno, surge en castellano:
“que no ha comido, que se priva de algún gusto; que no tiene idea de lo que se habla.”
En inglés, la palabra “fast”, reune varias acepciones interesantes: firme, ligero, estable, fiel, duradero, cercano; de poco entendimiento.
En hebreo, la palabra ”Tzom“, está emparentada con “reino vegetal”, “tener sed”,y, por correspondencia numerológica, alude a “voz”, “voto”, “orden”, “entrada y salida”, confluyendo hacia la Unidad y el origen.
Sintetizando, se puede afirmar-aunque cada uno debe hacer la prueba y vivenciarlo-, que el Ayuno, cambiando la química corporal, reordenando la energía , barriendo las toxinas, genera un estado de recogimiento interior,y, se dan las condiciones para suspender el pensamiento lógico-racional y una apertura a ESCUCHAR LA VOZ DEL CORAZON.