La Diabetes Mellitus se presenta como una enfermedad crónica progresiva metabólica que se caracteriza por una elevación del nivel de azúcar en sangre -hiperglucemia- ligada a un déficit relativo de insulina o a un trastorno en su utilización.
Recibió dicho nombre -que significa “pasar a través”- hace unos 2.000 años, pues se creía entonces que la producción de orinas dulces se debía a una permeabilidad renal alterada.
Afecta en nuestro país a un 5% de la población y se verifica en todo el mundo un aumento constante de su incidencia, por lo que se la describe como “epidemia silenciosa”.
Se diferencian dos tipos distintos: el juvenil/insulino dependiente -un 15%- y el del adulto -85%-relacionado con la obesidad y la resistencia a la insulina.
Se le reconoce un carácter heredo-familiar y parece obedecer a múltiples causas, en especial la autoinmune.
El mecanismo fisiopatológico subyacente es una insuficiencia secretoria de las células Beta del páncreas, existiendo menos insulina utilizable. Esto dificulta la incorporación de la glucosa a los tejidos periféricos -muscular/adiposo- permaneciendo el remanente en exceso en sangre. Es una situación paradójica, pues las células del paciente diabético están “empobrecidas y hambrientas” de glucosa mientras ésta circula inasimilable. Sería, metafóricamente, algo así como una amargura interna rodeada de empalagamiento externo.
Además, deviene una insatisfacción permanente pues el comer no soluciona la carencia metabólica sino que la agrava. Clínicamente se expresa por las 6”p”: poliuria -orinar en exceso-, polidipsia- beber en exceso-, polifagia -comer en exceso-, prurito, pérdida de peso y de fuerzas.
Las complicaciones agudas son la cetoacidosis y el coma.
Las complicaciones crónicas son la macro-angiopatía(aterosclerosis e insuficiencia coronaria) y la micro-angiopatía que toma como blancos los riñones, la retina y las fibras nerviosas. La medicina convencional hace hincapié en los medicamentos específicos, la dieta, la actividad física y los controles bioquímicos. Sin embargo éste abordaje no se implica con el sujeto individual, su historia, sus vicisitudes, pensamientos, emociones y vínculos.
Si nos abrimos, por ejemplo, al marco de la Medicina tradicional China, surge naturalmente la asociación con el meridiano de Bazo-páncreas, que corresponde al elemento tierra, al gusto dulce, a la moderación, los músculos, y que se afecta por el clima húmedo, y psíquicamente, por las preocupaciones, ideas fijas y obsesiones.
Dentro de la visión Sintergética, el órgano páncreas es la glándula rectora del tercer chakra -Manipura-, donde se ponen en juego: el metabolismo, la toma de decisiones, la AUTOESTIMA, las creencias sobre nosotros mismos y el poder personal asociado al RESPETO A SÍ MISMO.
Como la repercusión orgánica se da en el sistema vascular, se verifica que ésta afección es un desorden del tercer centro hacia el cuarto -el cardíaco-, siendo ambos los moduladores del campo emocional y representan la tarea de toda la humanidad por transmutar la astralidad vigente.
Desde la Nueva Medicina -Dr.Hamer- el conflicto encarnado en la Diabetes es de gran resistencia-repugnancia, siendo la intensidad de la enfermedad proporcional a la del conflicto.
Etimológicamente la palabra repugna alude a tedio, aversión, resistencia a admitir, oposición a una cosa.
Dentro de los casos que he tratado portadores de éste desequilibrio, he observado que, muchas veces, son personas que se sienten rechazadas por su medio familiar, desde una actitud de dependencia infantil de reclamo que nunca termina de conformarlos. Incluso dejan de hacerse responsables de sus cuidados personales demandando los demás se ocupen de ello. Pensemos al respecto que el azúcar es el más pequeño de los grandes placeres, que nutre directamente las necesidades del cerebro y crea dependencia.
Justamente, y siguiendo el esquema de los 5 elementos de la medicina china, el fuego -corazón- es la madre de la tierra y su sabor es el amargo, mientras que la madera -hígado- domina la tierra y su sabor es ácido. Traducido en castellano sería: la tierra pierde su lugar central de estabilidad y confianza, se aisla y cae presa de la frustración, la lucha interna y la falta de aceptación de los hechos y personas que le rodean, generándole un sufrimiento inútil.
He visto, en base a la prescripción homeopática, cambios importantes, incluso en pacientes insulino-dependientes, que dejan de hacer crisis metabólicas, disminuyen la medicación clásica, y, fundamentalmente, salen de su patrón egoísta canalizando sus pensamientos y acciones hacia un crecimiento y desarrollo independientes.