Es con mucho el más complejo por ser el centro inicial, raíz del cuerpo. Además, desde el punto de vista esotérico, es la exteriorización de la triple corriente de energía: el ANTAKARANA, el SUTRATMA -o hilo de vida- y el hilo creador.
Son conocidas como Ida, Shushuma y Pingala y corresponden a la expresión del fuego “eléctrico” de KUNDALINI. Cualquier trabajo prematuro a ese nivel encierra un peligro -puede quemar y destruir los discos o redes circulares de materia etérica-. Sólo un iniciado puede elevar ese fuego hacia el chacra coronario, pues ha desarrollado todos los centros y no hay resistencia al libre movimiento de la energía. Los obstáculos se disipan por pureza de vida, disciplina emocional y voluntad espiritual.
Como energía tiene la cualidad de ser térmica, ancestral, y encarna la fuerza de gravedad. Tiene que ver con la necesidad de movimiento, tan característica en la infancia. Cuando está inhibido la persona está apática, con poca voluntad de vivir, desesperanzada y con escaso interés por los ejercicios físicos.
Si está exaltado genera egocentrismo, autodestrucción, culpa, ciclotimia.
En equilibrio es el dominio del cuerpo físico y como verbo es el “CONCRETAR, MATERIALIZAR, HACER y TENER” Y LA VOLUNTAD DE VIVIR.
Contiene los sistemas de creencias relacionados con nuestra familia biológica, el entorno social, las tradiciones. Todo el control que ejerce la TRIBU a través de sus figuras de autoridad. La verdad sagrada es: “TODOS SOMOS UNO”.
Como arquetipo disfuncional es la “VÍCTIMA” -huérfano, carente.
Rige el RIÑÓN, LA COLUMNA VERTEBRAL, los huesos y los órganos dependientes, como: recto, colon sigmoideo, vejiga, uretra.