Nuestro sistema inmune nos protege frente a virus, bacterias y otros visitantes que puedan atacarnos y hacernos enfermar. También cumple un papel citotóxico importante, destruyendo las células tumorales antes de que conviertan en malignas y puedan provocar cáncer.
Aunque normalmente el sistema inmune nos ayuda, en ocasiones también es fuente de enfermedades cuando identifica a células propias como ajenas, creando enfermedades auto-inmunes como el hipotiroidismo y vitiligo. Las emociones tienen un gran poder sobre nuestra salud física y mental.d.
La psico-neuro-inmuno-endocrinología, es una especialidad médica que estudia la manera en que lo que sentimos y pensamos, interacciona con el funcionamiento de nuestro cuerpo. Cada vez hay más estudios científicos que demuestran esta relación emoción-cuerpo.
De hecho se ha observado que las emociones desagradables (miedo, ira, frustración, odio, tristeza, melancolía, etc.), predisponen a la aparición de somatizaciones y enfermedades al debilitar el sistema inmune, aumentando la vulnerabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, afectando al sistema endocrino, al respiratorio y al gastrointestinal.
La activación excesiva que sufre nuestro cuerpo cuando estamos estresados, modifica la manera en que todo nuestro cuerpo funciona y uno de los grandes afectados es el sistema inmune. En un primer momento de estrés, el sistema inmune es capaz de aumentar su respuesta y defendernos mejor, pero ante un estrés crónico o prolongado, termina agotándose y promoviendo la inflamación de nuestro organismo. Y este ambiente pro-inflamatorio es el que está detrás de las enfermedades crónicas que son tan comunes en el siglo XXI.
El 70% del sistema inmune, vive en tu intestino, en la variada microbiota que vive en él. El problema es que la microbiota, una colonia de millones de bacterias que nos ayudan, es muy sensible a nuestras emociones, especialmente al estrés, la ansiedad y la tristeza. De hecho, el 95% de la serotonina que segrega nuestro cuerpo, lo hace el intestino y no el cerebro, por lo que mantener sano nuestro microbioma, es esencial para la salud física y emocional.
Estamos viviendo tiempos extraños y nuestras emociones lo saben. La limitación de la movilidad, el aislamiento, el cambio en nuestros hábitos cotidianos, el distanciamiento con seres queridos, perder a seres amados por el Covid-19 o estar nosotros mismos enfermos, alteran nuestro mundo emocional y también la manera en que funciona nuestro sistema inmune.