Seguramente habrás escuchado hablar de los metales pesados e incluso puede que sepas que son perjudiciales para la salud, pero ¿sabes realmente lo que son y lo que pueden producir en tu organismo?
Un concepto borroso
El término “metal pesado” no está muy bien definido. A veces, se utiliza como criterio de densidad para determinar si un metal es pesado o no. Otras veces, el número atómico y el peso atómico son los criterios empleados. Básicamente, son un grupo de elementos químicos cuya densidad es superior a cinco gramos por cm3.
Es muy importante dejar claro que no todos los metales pesados son tóxicos. Además, muchos son esenciales para la salud del ser humano en bajas concentraciones ya que permiten a nuestro cuerpo funcionar bien. Es el caso del cobalto, del hierro, del zinc, entre otros. Sin embargo, una concentración elevada de estos metales pesados en nuestro organismo es a menudo perjudicial.
¿Cómo estamos expuestos a los metales pesados?
Con el desarrollo tecnológico, el consumo masivo y la enorme producción de desechos, la presencia de los metales pesados es increíblemente importante en el ambiente.
- el agua: debido a una descontaminación insuficiente del agua o a las tuberías de plomo, tal vez estemos ingiriendo a diario metales pesados a través del agua que bebemos, con la que nos duchamos, limpiamos o cocinamos.
- el aire: el aire que solemos respirar está contaminado por la industria, la combustión de los coches… Los metales pesados se acumulan en el aire en forma de partículas que respiramos o que se incorporan a nuestro organismo por la piel.
- los alimentos: en agricultura o ganadería se utilizan productos nocivos que transportan metales pesados, lo que contamina plantas, verduras, frutas, carnes e incluso pescados.
Cuáles son los riesgos?
Ya que estamos permanentemente expuestos a los metales pesados y tóxicos, el riesgo de padecer trastornos debidos a la concentración de estos elementos en el cuerpo es bastante alto. Te damos unos ejemplos.
- Plomo: anemia, esclerosis, fatiga y cáncer de riñón.
- Mercurio: autismo, depresión y problemas del aparato respiratorio.
- Cadmio: cáncer de próstata, bronquitis, infertilidad y enfermedades vasculares.
- Cobre: daño en el hígado, los riñones, anemia, irritaciones del intestino delgado e intestino grueso.
- Manganeso: daño en el páncreas, el hígado, el sistema nervioso central, asociado al Parkinson.
- Zinc: dolor de estómago e infección de las mucosas.
Cómo eliminar los metales pesados de nuestro organismo?
Los metales pesados no se pueden eliminar del todo del organismo. La mejor manera de protegerse de ellos es simplemente reducir la exposición. Por ejemplo, viviendo en el campo lejos de la contaminación urbana o consumiendo alimentos ecológicos u orgánicos. Sin embargo, ciertos alimentos pueden ayudar a reducir o eliminar algunos metales pesados:
- Cilantro: ayuda a eliminar mercurio o plomo.
- Brócoli: estimula el proceso natural depurativo de nuestro cuerpo y la eliminación de tóxicos.
- Alga Chlorella: tiene un potente efecto desintoxicante de los metales pesados y de más sustancias dañinas.
- Zeolita: elimina los metales pesados del organismo, limpiando la sangre, el estómago, los sistemas linfático y glandular.
Es importante consumir alimentos que ayudan a eliminar los metales pesados tóxicos y evitar situaciones de riesgo para preservar tu salud.